Resumo

Los residuos líquidos hospitalarios están constituidos por una mezcla de materia orgánica, antibióticos, antisépticos, detergentes, solventes, medicamentos a los que se suman excretas y secreciones humanas contaminadas por diferentes tipos de patógenos. En los hospitales se utilizan cantidades importantes de antimicrobianos para prevenir y tratar infecciones, esto promueve que los ambientes hospitalarios sean fuertemente selectivos, dando lugar a la proliferación de bacterias multirresistentes que son eliminadas a los líquidos residuales hospitalarios y desde allí pasar al sistema cloacal municipal de la Ciudad. Estos efluentes se eliminan, con un mínimo tratamiento previo, en el Río de la Plata, la principal fuente de abastecimiento de agua potable para una población de aproximadamente de 10 millones de habitantes. El objetivo del presente trabajo fue evaluar la presencia de bacterias con β-lactamasas de espectro extendido y metalo β-lactamasas en residuos líquidos hospitalarios. Se utilizó un líquido residual proveniente de un centro hospitalario de alta complejidad, el Hospital de Clínicas José de San Martín, Hospital Escuela de la Universidad de Buenos Aires. Se tomaron muestras mensuales durante siete días al mes (marzo a septiembre). Se sembraron las muestras en agar Violeta rojo bilis con ceftacidima para aislar bacterias con β-lactamasas de espectro extendido y con imipenen para productoras de metalo- beta- lactamasas. A las colonias aisladas se les realizó la detección fenotípica de ESBL de acuerdo a los criterios establecidos por el CLSI (2010). Para detectar bacterias productoras de metalo- beta- lactamasas se realizaron ensayos de sinergia de doble disco empleando EDTA (1 µmol) como inhibidor de las MBL con discos de imipenen y meropenen. Se detectaron un 20% de aislamientos productores de β-lactamasas de espectro extendido. Se observó sinergia entre los carbapenemes y el disco que contenía EDTA en el 54% de las cepas bacterianas. Todas estas cepas son resistentes a cinco o más antibióticos. Los líquidos residuales de los centros de salud pueden ser considerados como fuente de diseminación de bacterias resistentes en aguas superficiales.